martes, agosto 31, 2010

Miércoles 1 de septiembre, Lecturas literarias en la Universidad Católica de Temuco



Sorpréndete y acude a la lectura literaria! Te sorprenderá!

Ciclo de lecturas literarias
Sala C401 Edificio C Campus S. Francisco U Católica de Temuco
Miércoles 1 septiembre: 18h
Modera: Segundo Antares;
Expositores: Orlando Pacheco, Elena Muñoz, Selva Mora, Jaime Medina, Javier Aguirre




Los primeros sorprendidos fuimos nosotros al ver que la sala acabó casi llena. Treinta personas en un recital de poesía no deja de ser. Todavía recuerdo una lectura de Ángel González en la Biblioteca de Bidebarrieta, en Bilbao, al que no creo que asistiéramos más de 7 personas. Y era Ángel González. Y leía en un blog que Baudelaire acabó un recital en Bélgica con un solo espectador. Afortunadamente nuestra minoría no lo fue tanto, nos pareció inmensa. (¿Habrá algún menso que siga dedicando sus poemas a la mensa minoría, o a la mensa mayoría? Yo me quedo con la minoría mayoritaria.)

Moderaba Segundo Antares, genio del ingenio de lo breve, y a decir de alguno no pudo contenerse y acortó la reunión. Tenemos que darle la razón, con la gracia de Gracián, lo bueno, si breve... más vale que falte, que no que sobre, para que no zozobre. Así que no hubo tiempo para cansar. Lo malo de terminar a la hora es que los que llegaban un poco tarde no llegaron. El avión de papel ya había despegado.

Estaba previsto que recitara también Selva Mora, pero no pudo estar. Jaime Medina sí alcanzó a compartir algunos de sus tremendos versos. Lo más impactante de su poesía son también sus poemas breves, como el inolvidable:

Estado de sitio

Era tal mi estado
que no recuerdo el sitio

o el vallejiano "Tugar tugar salir a buscar", dedicado a un niño detenido desaparecido -recuerdo de memoria, dice algo así:

De pequeño cantabas
"Tugar tugar salir a buscar"

Hasta encontrarlos
¡seguiremos buscando!

Orlando Muñoz, las palabras y las cosas.

La brevedad (aunque no tan mínima) y la sencillez son también señas de identidad de la poesía de Orlando Pacheco, otro de los poetas protagonistas del recital. No recuerdo ningún poema suyo de memoria, quizá porque su poesía da más importancia a la realidad que a las formas, y su palabra aparece cargada de paisaje y de experiencia, y de este modo se hace más que nunca mensajera. Acaso esta poesía más humilde está más cerca del corazón de la poesía, porque, tal y como dijo alguien, todo es poesía menos la poesía. Poesía delgada, cuyos versos caen como gotas de lluvia -acaso lágrimas- que contienen la visión del poeta, una realidad que no puede ser neutral, poesía temporal, comprometida y libre.

Elena Muñoz y la vibrante intensidad emotiva.

La palabra poética, salvo excepciones, adquiere un relieve diferente leída en alta voz. Pocas veces esto es tan cierto como en el caso de Elena Muñoz. Sus poemas en su voz vibrante y emocionada resuenan intensamente. Pocas veces la expresión "poesía lírica" cobra sentido como en su caso. Sus cuerdas vocales son cuerdas de una lira cordial. Y nos atrevemos a decir que, escuchándola, recordamos aquella expresión machadiana: "unas pocas palabras verdaderas".

Ante tan buenas compañías, mi voz, que a veces se quiere enfática, puede acaso sonar retórica o huera. Ojalá sepamos sintonizar con la verdadera vibración cordial de las profundas voces de estos poetas amigos.

lunes, agosto 30, 2010

Epicentro poético

Así se llamará la antología vasco chilena que está pronta a aparecer. Un título que conmueve... Algunos de sus integrantes: Txaro Sierra, Miguelángel Zorrilla, Óscar Alberdi, Lucy Sepúlveda... buenas compañías.




He aquí el prólogo -magnífico, y no por esdrújulo- de Jose Blanco, al que le estamos muy agradecidos.


POESÍA: RAZÓN AQUÍ

Sólo la poesía no está contaminada, sólo la poesía está fuera del negocio. No sé si se me entiende, maestro. Sólo la poesía, y no toda, eso que quede claro, es alimento sano y no mierda.

Roberto Bolaño: 2666.

De la relación que mantienen con la poesía cada uno y cada una de las poetas contenidos (y desbocados) en este volumen, sólo podrían dar testimonio cabal ellas y ellos, así como cada uno de los lectores que decidan aventurarse por estas páginas lo harán motivados por íntimas pulsiones, personales e intransferibles. Sin embargo, por muy vario e inextricable que se muestre el ser humano, estoy convencido de que todos necesitamos las mismas cosas: de la poesía sin duda, dándole la razón a Bolaño, el alimento.

Hoy el lector está de suerte, porque ha caído en sus manos un auténtico banquete. La invitación corre por cuenta de cuatro poetas de Bilbao, tres hombres y una mujer: Txaro Sierra, Jabi Aguirre, Miguelángel Zorrilla y Óscar Alberdi.

Estos cuatro nombres nos ofrecen una gustosa variedad de voces y formas de afrontar la creación poética. Creo que el verso de Txaro Sierra, La poesía me ayuda a vivir, sintetiza un impulso común, es el mismo halo reflexivo que alienta en ese Vivir de la poesía con que Jabi Aguirre nos introduce en su universo, y del mismo paño se han cortado los vendajes con que Óscar Alberdi restaña las alas de su ave en suspensión. Miguelángel Zorrilla, en cambio, carga las tintas en los aspectos formales, ofreciendo un ácido catálogo (¿decálogo?) de procedimientos estilísticos, que no logran distraer nuestro apetito con el relumbrón del hechizo de su arte…, antes al contrario, lo sacian con creces.

Si la poesía ha de servir para algo, debe servir para nacer, nos dice Jabi, quien ha promovido este encuentro sobre el papel, poeta puente que ha unido ambas márgenes, ambos hemisferios. Lo que sin duda el lector sacará en claro de esta lectura es que la poesía, en efecto, nos nace, nos hace y nos rehace al tiempo que se sirve se la facultad transformadora del lenguaje, que tiende a la precisión.

Si no conociera a estos poetas, acaso pensara que adocenan sus recursos (que los tienen, de esto no cabe duda) como un castillo de fuegos artificiales; y sin embargo, nada más alejado del artificio, nada más connatural a su manera de entender la creación literaria, que esa búsqueda inquieta de las múltiples pandoras consignadas en cada voz, en cada palabra… Vedlos a renglón seguido, a ellos y a ella, cuán alejados orbitan del verbo acomodaticio, observadlos penetrar la realidad desde un ángulo insospechado, miradlos jugar tan seriamente, resueltos a no ceder ante las estrecheces (estulteces) que impone la vida adulta, porque otro mundo es posible y esa posibilidad comienza con la poesía.


José Blanco
(Barakaldo, 11 de junio de 2010)

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