lunes, junio 08, 2015

Gracias, Leonel.



Muchas gracias a Leonel Lienlaf por esta versión en mapuzungun de un poema mío, una alegría su amistad.





ülkantuan




petu ülkantunmekenmew

mongekeaymi pipien may

ülkantuan mongeleli

ñi mollfüñmu maichinülkantunmu

Upenolmi inche chumechi ülwiriken

ñi pepi wirituleam

pepi aluam ñi mollfüñ

ka pepi ñiküftuam

Upenolmi inche chumechi ülwiriken

pütokoaymi mollfün ngechi inche



















Cantar




Si me dejas que siga cantando

es que quieres que siga viviendo,

cantaré mientras viva tu vida

por mi sangre cantando y batiendo,

si no niegas mis versos entonces

es que puedo seguir escribiéndote,

es que puedo entregarte mi sangre,

es que puedo sentir tu silencio,

si no niegas mis versos entonces

es que bebes la sangre que soy.

UN ARTE



ONE ART




The art of losing isn’t hard to master;
so many things seem filled with the intent
to be lost that their loss is no disaster.


Lose something every day. Accept the fluster
of lost door keys, the hour badly spent.
The art of losing isn’t hard to master.

Then practice losing farther, losing faster:
places, and names, and where it was you meant
to travel. None of these will bring disaster.

I lost my mother’s watch. And look! my last, or
next-to-last, of three loved houses went.
The art of losing isn’t hard to master.

I lost two cities, lovely ones. And, vaster,
some realms I owned, two rivers, a continent.
I miss them, but it wasn’t a disaster.

– Even losing you (the joking voice, a gesture
I love) I shan’t have lied. It’s evident
the art of losing’s not too hard to master
though it may look like (Write it!) like disaster.

E. Bishop.







UN ARTE

No es difícil de dominar el arte
de perder, tantas cosas parece que se quieren perdidas
que su pérdida al fin no es un desastre.

Pierde todos los días algo, consiente el flujo
de las llaves perdidas, la hora malgastada,
no es difícil de dominar el arte
de perder.

Pierde entonces más cosas, y más rápido,
lugares, nombres, el destino
al que pretendiste viajar. Nada de esto es un desastre.

Perdí el reloj de mi madre, y ahora,
mira, se fue la última de las casas que amé.
No es difícil de dominar el arte
de perder.

Dos ciudades perdí, encantadoras, y más,
algunos reinos que tenía, ríos, un continente.
Los echo en falta, pero no fue ningún desastre.

Hasta al perderte a ti -la voz risueña, un gesto
que amo- no habré mentido. Es evidente,
no es difícil de dominar el arte
de perder, aunque suene -¡sí, escríbelo! - a desastre.

Elisabeth Bishop.

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