Blógulo rojo
siempre la sangre, oh Dios, fue colorada
viernes, enero 07, 2011
martes, enero 04, 2011
Dos columnas sobre dos poetamigos
VISIÓN DE JUAN HUENUAN
El poeta es un solitario. Su búsqueda se hace en silencio, al margen de los caminos trillados. Juan es un romero a caballo al que adelantan las micros, pero el caballo –su instinto poético oliendo la memoria- sabe mejor que ellas dónde está el camino.
No es un viaje banal el que nos propone, el que emprende este peregrino: es un viaje al centro de la tierra (de la comarca), a la raíz de la sangre.
A menudo la busca del solitario tiene algo que decir a la comunidad. Y el mensaje de Huenuán es rotundo y visionario, casi profético. El romero nos deja su camino escrito. Y sus palabras son pertinentes, necesarias. En su voz hay dolor, pero también perdón: “La única puerta de ceniza que el caballo huele / es la salida a la comarca que maldice y que perdona / en el mismo canto”.
De entre las líneas de Juan suena un llamado a construir conjuntamente resolviendo las injusticias, una sociedad mejor. Dicen unos versos de Elicura Chihuailaf, de uno de sus poemas más divulgados (La llave que nadie ha perdido): “El muchacho que conserva la lengua / pero ha perdido el alma”) : caso contrario es el de Juan Huenuán, que puede haber perdido el Zugun, pero prueba en sus hojas que conserva el alma.
Escuchemos la voz de este poeta. Tal vez algo nos tenga que decir.
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