martes, febrero 14, 2012

EJEMPLARES

Un bosque está para algo más que para hacer papel, o para que imprimamos millones de ejemplares de libros ecológicos. Julio Cortázar ironizó sobre la proliferación de escribas que desencadenaría una profusión de libros capaz de modificar la orografía y los fondos oceánicos. Y cuántos de esos libros no habrían de encontrar nunca una mano amiga que les diera la vida de unos ojos. Las hojas de los árboles, escritas, sepultadas en bibliotecas solas. Libros que sujetan, al menos, la pata de una mesa. Libros que van y vienen sin abrirse, sarcófagos viajeros. Libros que botan de las bibliotecas públicas sin que nadie lo sepa (ahora lo saben). Libros de Dioscórides, de José Ingenieros, de autores que no leerás. Libros de cocina rápida, guías telefónicas de 1967, hojas muertas. Contra los tsunamis de libros y la muerte de los árboles, y a favor de los brotes, recordamos algo. Visitemos las bibliotecas, me dicen, y cuidémoslas; buen consejo, pero esas bibliotecas no son las de Borges. Me hablan de los libros impresos con papel reciclado, y asiento, pero aún dudo. Otra cosa digo. Pienso en los libros virtuales, que pueden llegar a miles de lectores sin quebrar una rama, o sólo alguna que otra. Sorprendentemente, gracias a la difusión virtual, las tiradas de poesía, que siempre han sido exiguas (salvo contadísimas excepciones) alcanzan una difusión mucho mayor si se aprovechan oportunamente los cauces que ofrecen las redes sociales, y sitios como Scribd e Issuu, memoriachilena.cl o Surco.cl, sin ir más lejos. Cada vez son más los autores que prefieren compartir sus publicaciones de modo virtual sin temer por eso que las reales vayan a verse retrocedidas. Y es que la difusión universal en línea no deja de ser una suerte de garantía contra el plagio, dado que es fácilmente comprobable la autoría de un texto que está en la red. Nadie está hablando de la muerte del libro, pero sí de una moderación que expurgue lo prescindible y potencie lo necesario. “Optimicemos los recursos”, se oye decir a cada paso. Las nuevas tecnologías son útiles considerables para establecer una nueva relación con nuestro cansado planeta. O para lo contrario. Todo depende del uso que hagamos de ellas. Seremos ecológicos o no seremos.


                                                                                               Javier Aguirre Ortiz


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