Timisoara
No conozco Timisoara. Su nombre me llamó, se me impuso, sonoro, repitiéndoseme. El reportaje de arriba constata sorprendentemente que Timisoara fue la primera ciudad de Europa con alumbrado eléctrico.
I
Timisoara, supe por tus calles
recuerdos que ya nunca olvidaré,
manzanas que se queman en mis manos,
nostalgia de un tranvía que no vi.
Timisoara, nada se desdice,
y un río viene a refrescar la sien,
por más que me preguntes nada temo,
Timisoara, fría como el sol.
Timisoara, bailan las preguntas,
en este valle en que te conocí,
Timisoara, vuelve en una mano,
Timisoara, baila para mí.
Para leer el poema completo basta con visitar la revista Realidad Literal, haciendo clic sobre el título de este posteo.
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