domingo, junio 26, 2011

La casa de Neruda (Columna en T21)




Si en el mapa del mundo aparece Temuco, no se engañen, es por Neruda. Y Neruda está en todas partes. Tiene en Francia calles a cientos, en la Italia de Dante, él es el poeta popular. En todas partes suena como una montaña legendaria. ¿Y su ciudad, qué le tributa? A duras penas el liceo donde estudió lleva su nombre -aún le llaman A-28 por algún tipo de rutina. Cierto que los trenes recuerdan –quizás breve, indirectamente- la maquinaria nerudiana. Si Valparaíso brilla, si Isla Negra es reconocida por todos los puntos del globo, si en Santiago suena su casa, ¿por qué Temuco no se enciende con la palabra del poeta? La casa de su mocedad, ¿quién la visitó, dónde ha quedado? ¿No saben acaso que la infancia contiene en su lluvia también las últimas palabras? Llegan turistas a Dublín y allí recuerdan el Ulises, en España tiene la ruta de Don Quijote peregrinos. Hay turistas que apenas leen, y hay otro tipo de turistas que sigue caminos de tinta. ¿Por qué no recuperaremos la casa del poeta niño? Los curiosos y nerudianos -por la red- se encaminarían hasta su casa de Temuco. Tal vez esta sea la casa más trascendente del poeta, la casa que le vio nacer a la poesía; si de Gabriela Mistral visitamos hoy su casita de Montegrande –lugar de peregrinación- ¿no nos darán otra versión del poeta desaforado los leves muros de su niñez contenida como los sueños? Créanme, no existe en el mundo un poeta más popular que Neruda. Temuco tiene el privilegio de albergar sus comienzos como poeta, y aún más, la lluvia de su infancia, que fue voz de toda su vida. Muchos ven Temuco en el mapa porque lo hallaron en Neruda. Sería bueno que Temuco le compusiera sus laureles. Ganarían todos con él.


Leer columna en T21 (página 10)

1 Comentarios:

A la/s 3:39 p.m., Blogger Cristian Cayupan dijo...

Calle Lautaro, ha sido testigo del paso de Neruda por el recién fundado Temuco, allí está el pasado tardío Neftalí y aún la viviendo no se ha declarado Patrimonio Cultural. Que ingrato se ha comportado Temuco con el premio Nóbel; que olvidada está la memoria en las riveras del Cautín; que desapercibida ha pasado el tiempo junto al Ñielol. Ojalá exista una propuesta de recuperar la casa para su mantención y cuidado.

 

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